
No deja de sorprenderme la validez de la frase tan recurrente "La historia vuelve a repetirse", ya que si bien, las situaciones humanas, por su origen y esencia tienen una probabilidad bastante alta de volver a suceder, cuando esta frase se hace viva en tu país, frente a tu nariz, tiene otro impacto. A esta altura no sorprendo a nadie, siempre fui opositor a la dictadura de Pinochet, motivos sobran, y no es la idea hacer una catastro de éstos ya que faltarían líneas. Pero quiero declarar que siempre estuve convencido que era asesino, mafioso y ladrón.
Asesino; por todos los casos de DD.HH. habidos en nuestro país ligados a su régimen de muerte, porque sus palabras llenas de odio a los que pensaban distinto a él lo delataban, porque en sus discursos siempre habló que terminaría con los comunistas, socialistas, miristas, con los "señores politiqueros", y cuantos tuvieran deseos de volver a un régimen democrático.
Mafioso; porque en su gobierno de facto dejó "arreglados" a toda su parentela, amigos y amigotes, porque hizo de las empresas públicas negocios familiares, porque se reunía a menudo con sus matones para ver si habían cumplido sus órdenes al pie de la letra, y porque se enriqueció a costa de las armas y guerras ajenas.
Ladrón; porque se construyó mansiones a cuenta de todos los chilenos, porque se dejó automóviles y escoltas que pagamos todos, porque se "embolsó" parte de nuestro patrimonio (el Diario de Carrera, la espada de O'Higgins, y quizás cuantas otras joyas de nuestra historia), porque no paga sus impuestos y no declara sus ingresos como los chilenos bien habidos.
Revisando unos libros en estos días, encontré la historia de Al Capone, quizás el asesino, mafioso y ladrón más famoso, y me sorprendió cuanta similitud tiene con Pinochet; no sólo posee y hace suyo los tres adjetivos mencionados, sino que paradojalmente a Al Capone nunca pudieron probarle los asesinatos y fue a parar a la cárcel por evasión de impuestos, acuñando de pasada el concepto de "lavado de dinero" por sus lavanderías, y finalmente, luego de salir de la cárcel pasó sus últimos años enfermo en su mansión en Florida.
A esta altura, no espero ya que Pinochet sea condenado por asesino, tampoco por mafioso, y por ladrón tiene un séquito de abogados desvergonzados que lo van a defender hasta su muerte, pero al final del día, cuando la historia haya recogido muchas páginas, se habrá olvidado probablemente al mafioso de Chicago, y estará en nuestra memoria Augusto Pinochet, ocupando ahora con honores de sobra el sitial de Al Capone.