06 enero 2006

Opinión: Chile ¿un país soberbio o de soberbios?

Viña del Mar, octubre-2005.
Hace un tiempo releí un artículo del Washington Post donde se habla de la "soberbia" de los chilenos, producto que a pesar de ser un país pequeño, subdesarrollado, con altos índices de pobreza, y con mucho por hacer a futuro, el pasar un momento económico bueno, y más aún, contrastado con el rendimiento de los países vecinos, los convertía en seres déspotas, miradores en menos, demasiado "soberbios" según el periódico.

No deja de tener razón: cuando clasificamos a un mundial somos los mejores de Latino América y tenemos chance de llegar a la final; cuando se cumple la meta de la Teletón somos el pueblo más solidario del mundo; y cuando crecemos a un 6% es porque tenemos el mejor gobierno y las mejores autoridades. Pero detengámonos un momento, y veamos estos ejemplos desde otro punto de vista: cuando clasificamos a un mundial normalmente lo hacemos en un cuarto lugar, luego que otras selecciones no han tenido sus rendimientos acostumbrados; cuando llegamos a la meta final de la Teletón es después de haber sido sensibilizados con imágenes y testimonios por más de 24 horas seguidas, para desembolsar un par de lucas; y cuando crecemos al 6% es porque otros países que crecen a mejores tasas que nosotros necesitan nuestro cobre para sus industrias, nuestra fruta y salmón para alimentarse y nuestros vinos para agazajarse.

No quiero decir con esto que seamos, al revés, un país donde seamos los más malos del mundo en deportes, que seamos fríos, displicentes y altaneros ante el que tiene poco o nada, o que nuestras autoridades son afortunadas o desafortunadas según el ciclo económico que les tocó gobernar. Pero sí que concordemos en una mirada equilibrada. Somos consecuencia de nuestra historia, aislamiento geográfico, nuestros recursos naturales, nuestro modelo educativo, y nuestra raza, entre muchos otros factores. Por lo mismo tenemos de todo un poco y carecemos igualmente de muchos atributos.

Cuando hagamos la inversión necesaria en infraestructura deportiva de calidad "al alcance de todos", cuando seamos capaces de dar sin esperar aplausos, nada a cambio y "en forma anónima", y cuando nuestras autoridades se pronuncien respecto a su labor como "su trabajo" y no como "su gran esfuerzo", estaremos un paso más adelante en la lucha para derrotar a la soberbia, esa pésima característica que siempre nos permite encontrarnos precioso el ombligo y no ver que aún tenemos los pies en el barro.
 
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