
Viña del Mar, 6 de Noviembre a finales de los ochenta.
Así es, un 6 de noviembre de 1988 se celebra por primera vez el día de la amistad en Chile, y con los compañeros de Universidad nos aprestamos a celebrarlo "con tutti". Obviamente el lugar elegido era el departamento de la Martuca, gran compañera, el cual ya había sido lugar de otras magnas celebraciones.
Y comienza la fiesta. Comienzan a llegar los invitados, todos compañeros de promoción, a esta altura del año - y con un año completo en el cuerpo - absolutamente afiatados y con las confianzas desplegadas. Junto con los invitados el bebestible necesario (asumo que pisco y cervezas, ya que no había recursos para whisky, el ron aún no estaba de moda, y ni el tequila llegaba a Chile). Glu, glu, glu, ahhhh...., sírveme más ... glu, glu, glu ...ahhh, qué rico.
Un par de horas después. Ya comienzan los gritos, entre los "urra", los "y va a caer, y va a caer", "salud", "chucha que somos amigos", los "chiaaaaaaa", y comienza el desorden; saltos, empujones, escobas tomadas como guitarras eléctricas y unas vaciladas dignas solamente de los 80'. Glu, glu, glu, ahhhh...., no me sirvas más ... glu, glu, glu ...no doy más.
Entrada la madrugada. Se me comienza a apagar la luz, las ideas comienzan a ser difusas, alguien me mueve el departamento para los costados como si fuera un temblor, me subo al tagadá y comienzo a dar vueltas, respiro hondo, camino en búsqueda del "bote", me anclo a una cama y me entrego a Morfeo junto a su yunta el Dios Baco.
Llega la mañana junto a los pajaritos. Son cerca de las 07:00 hrs. y despierto con un par de bofetadas de mi gran amigo Chelín. Llegó el "dueño de casa" así que oficialmente la fiesta terminó. Nos vamos del departamento, ya repuesto con el sueño espero junto a varios compañeros el auto del Chano que nos acercaría a la casa de cada uno.
Arriba del auto del Chano. Me baja la melancolía y comienzo con las invitaciones; "Oye, muchachos, vamos a mi departamento, allí tomamos desayuno y luego se van para la casa", "NO gracias Goga" fue la respuesta a coro. Los re invito uno a uno a tomar desayuno y nadie acepta. Finalmente se van bajando del auto hasta quedar sólo con el Chano. Llegamos a mi casa, y reitero la invitación, pero Chano gentilmente me dice que tiene cosas que hacer así que se va de inmediato a su casa en Quilpué. Mientras camino los metros de la vereda al edificio pienso "putas los güeones mal agradecidos, los invito a tomar desayuno y todos arrugaron". Entro al departamento, directo al dormitorio, me saco la ropa y a dormir.
El despertar. Como todos los sábados, mi abuela siempre me llevaba desayuno a la cama a mi y a mi hermano. Cuando siento el "niños el desayuno" me doy vuelta para tomar la bandeja y sólo veo el rostro desdibujado de mi abuela que grita "¡¿Niño, qué te pasó en la cara?!" ... Ugghhh ... al segundo pienso que podría haberme caido en la fiesta y me haya cortado o algo parecido. Corro al baño a mirarme al espejo y..... "¡¡Rechuchas de su madre, me cagaron!!" Así es, mientras estuve dormido en el departamento de Martuca no hayaron nada mejor que pintarme toda la cara con rouge, me hicieron bigotes Dalí, lentes, barba, etc., etc. Por eso nadie "se atrevió" a tomar desayuno en mi casa.
Desayuno post mortem. Las explicaciones a mi abuela sobre lo que pasó, haciendo incapié en que mis compañeros no eran diabólicos, sólo algo traviesos. Luego, las explicaciones a mi hermano sobre como estaba para no haberlos sentido mientras me pintaban. Jabón, agua y paño, jabón, agua y paño, hasta que salió todo. Cara irritada durante todo un día.
Hoy me explico porque no soporto los "días de" (del papá, del niño, de la secretaria, de la carne, etc.), si cuando por primera vez me comprometo con un día de celebración, me cagan artera y mañosamente. Lo que no me explico es que al día de hoy siga queriendo aún más a aquellos compañeros que me pintaron, ¿será que ese primer gran día de la amistad fue mágico, y la pintura sólo fue parte de un ritual ancestral? ... quién sabe.