
Octubre-2008, Viña del Mar, mirando la plaza.
Puede que sea una impresión mía, pero veo menos carteles en las calles con propaganda electoral que en otros años; a lo mejor están reservando los dineros para los últimos días, o bien, los presupuestos ahora definitivamente están ajustados a la ley, o quien sabe, en Viña del Mar simplemente no hay mucho interés en postularse de alcalde, ya que al parecer la alcaldesa actual tiene su reelección asegurada según las encuestas. En fin, alegremente veo menos afiches electorales que sólo afean y ensucian nuestra ciudad.
Haciendo un recuento a vuelo de pájaro por la plaza, borde costero, y algunos cerros, se ven sobretodo candidatos a concejales del bloque de la actual alcaldesa, dado (y es deducción mía) que aparecen abrazados o sentados juntos indicando con el pulgar hacia arriba que van viento en popa. Veo poca propaganda de los candidatos concertacionistas, y en particular de uno, no he visto nada aún, de Tomás de Rementería.
Tomás es un antiguo concejal de Viña del Mar, en más de alguna oportunidad se presentó como candidato a Alcalde. Es empresario gastronómico, dueño del hotel y restaurant Cap Ducal, símbolo de la ciudad, y el cual es muy recomendable ya que tanto su comida como atención y ubicación son muy buenas. Pues bien, hace 1 semana atrás recibí en el buzón de mi casa un folleto el cual lleva por nombre “Recetario Imaginario”, y es un librito pequeño (20 páginas aprox.) impecablemente presentado en papel couché, y cuenta algunas historias de Viña del Mar: su fundación, historia de algunos alcaldes destacados, surgimiento del casino de juegos, detalle del primer presupuesto municipal, en conjunto con varias fotografías antiguas.
Luego, entrega detalle de cómo se elaboran algunas recetas clásicas (supongo que todas son parte de la carta de su restaurant), por sobre las cuales destaca el Caldillo de Congrio, la cual al leerla trasporta al lector a algún paraje del sur, al borde de algún lago o río, viendo un volcán nevado, y escuchando como la lluvia moja las calles. No puedo dejar de pensar qué vino podría acompañar dignamente este plato típico chileno, el cual además no es sencillo de preparar.
Finalmente, el folleto termina con una descripción de las tareas y funciones que ha realizado Tomás – después de todo es propaganda electoral – en el consejo municipal, y plantea algunos temas relevantes para la ciudad donde informa su posición y visión. En la hoja final, describe ilustradamente el significado de “Recetario” según el diccionario de la lengua, dejando una reflexión al lector.
Quiero señalar que una vez que leí este librillo (de una sola vez) imaginaba recibir de cada uno de los candidatos un documento en el buzón de mi casa, de modo tal que pudiera informarme en detalle lo que piensan, lo que desean hacer y el cómo piensan llevarlo a cabo, y no que la elección sea por lo que transmite una cara ajena, el símbolo de algún partido, o el acompañante de turno (diputados, senadores, candidatos a presidentes, etc.). Además, este mecanismo tiene la ventaja que si no le parece interesante termina botando el folleto a la basura de la casa, y no al suelo de la ciudad. No se verían así carteles colgando de postes, árboles, palmeras, plazas llenas de paneles, y jardines con fotos enterradas. Es un Chile ideal el que describo, lo sé, pero creo que lo que hizo Tomás en Viña del Mar es un paso adelante, muy adelante respecto al resto, y riesgoso, pero como toda tarea riesgosa el beneficio es más alto, Tomás creo que captó la atención de quien recibió este libro, y pudo transmitir con claridad sus ideas, más allá de su concepción y militancia política.
Ojalá hayan más Recetarios Imaginarios en Viña del Mar, ojalá los hayan en Chile, creo que es la forma en que debieran los candidatos expresar sus ideas a los electores (algún día lo harán todos vía Internet), para esto pueden revisar el ejemplo de Tomás de Rementería, el cual no era mi candidato y aseguró mi voto, pero por sobre todo, me dejó con una ganas infinitas de comer Caldillo de Congrio. Espero que ganes tu elección a concejal, sin perjuicio de ello iré igual a tu restaurant a comerme ese plato y a hacer un salud. ¡Viva Viña del Mar, Viva Chile!
Puede que sea una impresión mía, pero veo menos carteles en las calles con propaganda electoral que en otros años; a lo mejor están reservando los dineros para los últimos días, o bien, los presupuestos ahora definitivamente están ajustados a la ley, o quien sabe, en Viña del Mar simplemente no hay mucho interés en postularse de alcalde, ya que al parecer la alcaldesa actual tiene su reelección asegurada según las encuestas. En fin, alegremente veo menos afiches electorales que sólo afean y ensucian nuestra ciudad.
Haciendo un recuento a vuelo de pájaro por la plaza, borde costero, y algunos cerros, se ven sobretodo candidatos a concejales del bloque de la actual alcaldesa, dado (y es deducción mía) que aparecen abrazados o sentados juntos indicando con el pulgar hacia arriba que van viento en popa. Veo poca propaganda de los candidatos concertacionistas, y en particular de uno, no he visto nada aún, de Tomás de Rementería.
Tomás es un antiguo concejal de Viña del Mar, en más de alguna oportunidad se presentó como candidato a Alcalde. Es empresario gastronómico, dueño del hotel y restaurant Cap Ducal, símbolo de la ciudad, y el cual es muy recomendable ya que tanto su comida como atención y ubicación son muy buenas. Pues bien, hace 1 semana atrás recibí en el buzón de mi casa un folleto el cual lleva por nombre “Recetario Imaginario”, y es un librito pequeño (20 páginas aprox.) impecablemente presentado en papel couché, y cuenta algunas historias de Viña del Mar: su fundación, historia de algunos alcaldes destacados, surgimiento del casino de juegos, detalle del primer presupuesto municipal, en conjunto con varias fotografías antiguas.
Luego, entrega detalle de cómo se elaboran algunas recetas clásicas (supongo que todas son parte de la carta de su restaurant), por sobre las cuales destaca el Caldillo de Congrio, la cual al leerla trasporta al lector a algún paraje del sur, al borde de algún lago o río, viendo un volcán nevado, y escuchando como la lluvia moja las calles. No puedo dejar de pensar qué vino podría acompañar dignamente este plato típico chileno, el cual además no es sencillo de preparar.
Finalmente, el folleto termina con una descripción de las tareas y funciones que ha realizado Tomás – después de todo es propaganda electoral – en el consejo municipal, y plantea algunos temas relevantes para la ciudad donde informa su posición y visión. En la hoja final, describe ilustradamente el significado de “Recetario” según el diccionario de la lengua, dejando una reflexión al lector.
Quiero señalar que una vez que leí este librillo (de una sola vez) imaginaba recibir de cada uno de los candidatos un documento en el buzón de mi casa, de modo tal que pudiera informarme en detalle lo que piensan, lo que desean hacer y el cómo piensan llevarlo a cabo, y no que la elección sea por lo que transmite una cara ajena, el símbolo de algún partido, o el acompañante de turno (diputados, senadores, candidatos a presidentes, etc.). Además, este mecanismo tiene la ventaja que si no le parece interesante termina botando el folleto a la basura de la casa, y no al suelo de la ciudad. No se verían así carteles colgando de postes, árboles, palmeras, plazas llenas de paneles, y jardines con fotos enterradas. Es un Chile ideal el que describo, lo sé, pero creo que lo que hizo Tomás en Viña del Mar es un paso adelante, muy adelante respecto al resto, y riesgoso, pero como toda tarea riesgosa el beneficio es más alto, Tomás creo que captó la atención de quien recibió este libro, y pudo transmitir con claridad sus ideas, más allá de su concepción y militancia política.
Ojalá hayan más Recetarios Imaginarios en Viña del Mar, ojalá los hayan en Chile, creo que es la forma en que debieran los candidatos expresar sus ideas a los electores (algún día lo harán todos vía Internet), para esto pueden revisar el ejemplo de Tomás de Rementería, el cual no era mi candidato y aseguró mi voto, pero por sobre todo, me dejó con una ganas infinitas de comer Caldillo de Congrio. Espero que ganes tu elección a concejal, sin perjuicio de ello iré igual a tu restaurant a comerme ese plato y a hacer un salud. ¡Viva Viña del Mar, Viva Chile!