17 septiembre 2011


Crónica: El problema no es el lucro, es el precio.


Viña del Mar, Septiembre de 2011.
Mucho se debate por estos días en Chile acerca de la educación, su calidad, y su gratuidad. Es más, el debate ha alcanzado ribetes no esperados por la gran cantidad de adherentes al movimiento estudiantil, donde una sociedad se comienza a manifestar pro un problema que ha arrastrado desde hace años, sin embargo hoy es el momento de solucionarlo, y para ello colgarse del movimiento y liderazgo estudiantil es una opción valedera y necesaria.

No obstante lo anterior, y lo legítimo del reclamo ciudadano, se ha apuntado respecto a la imposibilidad de que instituciones de educación obtengan lucro con el servicio que entregan producto de una ley de la república que así lo dictamina, estableciendo el slogan más potente del movimiento estudiantil: “Fin al lucro en la educación”. Pero revisemos si esto es definitivamente el problema, o donde se debe de apuntar.

En la actualidad hay universidades que se entienden como públicas (aunque no lo son, acceden a recursos del Estado) y privadas (que entiendo igualmente podrían acceder a algún tipo de recursos), y mientras las primeras se declaran como entidades sin fines de lucro, las segundas tienen un montaje para que los dineros circulen por una serie de sociedades inmobiliarias y de otro tipo para terminar en los bolsillos de quienes colocaron los dineros para construir dichas universidades. Pero si la mayoría de los estudiantes que reclaman estudian en las Universidades públicas, ¿por qué tanto interés en lo que puedan hacer las privadas? ¿hay signos de que las universidades públicas estén rescatando dineros de alguna forma? La verdad, no lo creo. Sin embargo el precio que cobran las universidades públicas es tan alto como lo es en las universidades privadas, y allí la pregunta ¿porqué las universidades cobran un arancel tan alto que es imposible de pagar con el sueldo de la clase media (ni pensar en la clase trabajadora). Veamos.

Un arancel de una carrera como ingeniería en una universidad pública está alrededor de los $400.000 pesos mensuales, si a esto sumamos gastos de traslado, alojamiento en algunos casos, fotocopias, alimentación, etc., fácilmente podemos llegar a establecer una  mensualidad de $500.000 pesos en educación, gasto absolutamente inviable para una familia de clase media, ni pensar en una de clase trabajadora, lo que ha producido que las familias deban endeudarse de alguna forma para solventar dichos gastos, y si analizamos qué han hecho los últimos gobiernos (incluido el de Pinochet) es simplemente dar más alternativas de endeudamiento: con las universidades, con los bancos, con corfo, etc., siempre se terminará el proceso con una deuda increíble, y esto no es producto de si había lucro o no, simplemente del precio que tienen las carreras universitarias.

Ahora bien, ¿porqué una carrera cuesta lo que informa la universidad? ¿Cuáles son las variables que conforman el precio? ¿Cuánto hay de profesores, mobiliario, administrativos, extensión, investigación, servicios en términos porcentuales en un arancel? Creo personalmente que nadie lo sabe, es una investigación difícil de establecer, y más aún, no tiene sponsor dentro de las universidades y fuera de ellas. ¿Porqué? Porque las universidades públicas se han convertido en entidades tan mal administradas que incluso algunas están en quiebra, y no centran su atención en la administración eficiente, y por otro lado, desde fuera nadie quiere arreglar un entuerto que ha significado ganancias para varios actores.

¿Qué pasaría si las carreras costaran un precio alcanzable por la clase media? ¿Si hoy tuviera que pagar por un alumno cerca de $100.000 sería tan dramática la situación? Probablemente no, pensando que la clase media podría financiar el arancel sin tener que contraer deudas, y que las clases más desvalidas pudieran acceder a becas y gratuidad, la atención ciertamente se centraría en otros temas, como la calidad, el currículo, la formación integral del alumno y no solo lo técnico, en fin.

¿Qué impulso hay para que las universidades bajen sus aranceles? Ninguno, entre ellas se miran igual que los boliches de una cuadra a otra, y establecen sus precios (aranceles) de acuerdo a la competencia, promedio en la región, los suben cada año más, y como saben que el problema está en la vereda de los usuarios (clientes, familias, estudiantes) los mandan a firmar créditos que terminan por reventar a las clases trabajadoras del país.

14 mayo 2011

Opinión: El virus de la basura en Chile.

Viña del Mar, Mayo de 2011
El virus de la basura se ha ido propagando en Chile, así es, basta con mirar alrededor nuestro para darse cuenta que estamos rodeados de basura y, peor aún, de personas que no trepidan en aportarla directamente a la calle, donde caminamos todos, donde pasamos muchas horas al día, y para rematar, es una actitud que lleva decenas de años arraigada culturalmente. ¿Y porqué hablo de virus? Simplemente porque se contagia por contacto directo, de padres a hijos, de hermanos mayores a menores, de amigo a amigo, entre vecinos, compañeros de colegio, y así. Un padre que bota papeles en la calle delante de su hijo está diciéndole sin querer “hijo, puedes botar basura en la calle”, o peor aún, “hijo, la basura se bota en la calle”.

Para graficar cuánto virus de la basura hay en Chile vamos a identificar algunas de las siguientes actitudes:

(1) Botar colillas de cigarro: ¿Cuántas veces ha visto a personas que pasan inadvertidas (ya que es un mal común, tontera arraigada) y botan la colilla del cigarro en la calle y/o vereda una vez que el cigarro se ha consumido. Algunos los tiran para ver cuan lejos llegan con la colilla, otros los botan de manera disimulada, y otros simplemente la tiran y le pasan el zapato encima para apagar el cigarro y de pasada diseminar mucha mugre en el piso. Pero hay dos tipos de seres que se adjudican el trono de la tontera, aquellos que botan la colilla desde un vehículo, en especial cuando pasan por lugares con pastizales o bosques, y otros que botan la colilla (sin pisarla) ¡al costado de una bencinera! No sólo agregan basura sino que pueden (y de hecho lo hacen) provocar incendios. Claro está que estos seres, según indica el sentido común, no tiran las colillas en sus dormitorios o living, ni menos las dejan encendidas sobre sus cocinas.

(2) Botar papeles a la calle: Más benigno que el anterior, ya que no provoca incendios, sin embargo es el virus más común y desplegado en nuestra comunidad, ya que se encuentra en distintas áreas sociales, edades, sexo, y nivel educacional. Basta con colocarse fuera de grupo de tiendas para ver cuanta gente bota las boletas al salir del negocio, o ver cuando la gente se baja de un bus y tira el boleto. Ya más duro es ver cuando niños pequeños tiran el envoltorio de un dulce, de un helado, o el paquete del snack que ya ha consumido, y sus padres no recogen su basura ni menos le indican que es acción es indebida y debe botar la basura en un basurero.


(3) Botar los chicles: ¿Qué más desagradable que pisar y pegarse un chicle en el zapato? Lo hay, pegarse el chicle en un pantalón o encontrarlo pegado en una mesa.  Hay gente que piensa que botar un chicle al suelo es tan inocente y que no tiene consecuencias que lo hace a menudo. Hay experiencias en países que incluso se ha prohibido el consumo de chicles dada las consecuencias que había al botarlos en el suelo o pegarlos en el metrotren.

Es mucha la basura que circula en nuestro país, en particular en los sectores más periféricos de nuestra ciudad, donde la basura está concentrada en botaderos ilegales, y lo anterior es pan de cada día, no es que sean más sucios o generen más basuras que los sectores más acomodados, simplemente tienen menos conciencia al respecto, menos motivadores, y un freno de mano desde el punto de vista del ejemplo, muchos adultos haciéndolo mal que propagan este mal en sus hijos.

Si bien hay nuevas experiencias que han tratado de mitigar este virus, como mayor cantidad de basureros, ceniceros puestos en puntos clave como en las salidas de algunas estaciones del Metro o puntos neurálgicos, postes donde hay unas tablas que indican de manera amistosa “Pega tu chicle aquí”, y carteles indicando que no tire basura, no hay mejor que la vacuna de la educación, tanto en el colegio como en la casa, de modo que las nuevas generaciones sean más limpias y ordenadas que las anteriores, ese es uno de los desafíos que tiene Chile.

28 febrero 2011

Viaje: Patagonia con gran angular


Punta Arenas, Febrero del 2011.
Este verano con mi familia cumplimos un sueño anhelado hace algunos años, poder conocer las Torres del Paine, su entorno, y validar en persona aquello que tantos amigos que las habían visitado nos habían contado, lo maravilloso de sus paisajes, lo sorprendente de su fauna, lo universal de sus visitantes.

Lo primero que sorprende al llegar a Punta Arenas es la cantidad de cielo que se puede ver, en especial para aquellos que vivimos en la costa con cerros que hacen de límite a nuestra visual, al igual que a los santiaguinos les podría suceder con la cordillera de los Andes. En Punta Arenas todo es amplio y extenso: las praderas, los cielos, las llanuras, las rejas, las carreteras, la cantidad de animales (en especial los ñandúes y alpacas). Se puede estar largos minutos admirando las nubes en el cielo, las distintas formas que adoptan, y de como el viento las pinta y redibuja cada ciertas horas para los admiradores que están en la tierra.

Otra cosa también pasa con los órdenes de magnitud: tanto las carreteras que cubren largas distancias, como el tamaño de las haciendas son de grandes magnitudes, tanto así que es fácil equivocarse al estimar cuánto rato se tomará en cubrir un punto a otro que estamos mirando, o bien, cuántos metros de extensión tiene un cerco. Todo pareciera estar en concordancia con el tamaño que tiene Tierra del Fuego, la Patagonia, como que no existiera punto visual pequeño, ya que incluso en el parque Torres del Paine, aquello que parece tan acotado con sus torres, cuernos, lagos, y glaciares, es tan extenso que se toma varios días en recorrerlo como para tener una visión relativamente acabada de su belleza.

El tiempo, además, pasa detenidamente ya que no existe la prisa del mall, de los semáforos, del reloj, de los horarios. Puedes tomarte 1 hora fácilmente en sólo mirar un paisaje, ejemplo, al admirar el glaciar Grey (en la foto adjunta) junto a varios extranjeros recuerdo perfectamente que estuvimos largos minutos mirándolo, sin expresar ninguna palabra, como si estuviéramos dentro de una gran catedral. Otro ejemplo, nos detuvimos a mirar como trabajaban una pareja de pájaros carpinteros en el bosque, esta actividad nos tomó casi 1 hora, verlos de cerca, ver la viruta que dejaban su picoteo laborioso, admirar su cabeza roja, sus plumajes, nos hicieron olvidar el tiempo. Otra alternativa es que al realizar una caminata puedes hacer un trayecto largo en 10 horas aproximadamente. ¿10 horas caminando? Sí, pero cuando tienes docenas de paisajes distintos, y la posibilidad de ver especies animales excepcionales el tiempo no es más que un dato al final del trayecto.

Si pudiera recomendar algo para quienes no conocen la Patagonia, les daría sólo algunos consejos: (1) Pregunten a aquellos que han ido antes por la logística, vestimentas, y mejores rutas a tomar, es mejor que adivinar y/o experimentar (2) Estén atentos al camino, cada ruta da posibilidad de ver especies animales que no podrán ver en otro lugar (3) Lleven una cámara fotográfica con un buen lente, todos los paisajes son enormes y a veces imponentes, la Patagonia es definitivamente para verla con un gran angular.

 
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