Punta Arenas, Febrero del 2011.
Este verano con mi familia cumplimos un sueño anhelado hace algunos años, poder conocer las Torres del Paine, su entorno, y validar en persona aquello que tantos amigos que las habían visitado nos habían contado, lo maravilloso de sus paisajes, lo sorprendente de su fauna, lo universal de sus visitantes.
Lo primero que sorprende al llegar a Punta Arenas es la cantidad de cielo que se puede ver, en especial para aquellos que vivimos en la costa con cerros que hacen de límite a nuestra visual, al igual que a los santiaguinos les podría suceder con la cordillera de los Andes. En Punta Arenas todo es amplio y extenso: las praderas, los cielos, las llanuras, las rejas, las carreteras, la cantidad de animales (en especial los ñandúes y alpacas). Se puede estar largos minutos admirando las nubes en el cielo, las distintas formas que adoptan, y de como el viento las pinta y redibuja cada ciertas horas para los admiradores que están en la tierra.
Otra cosa también pasa con los órdenes de magnitud: tanto las carreteras que cubren largas distancias, como el tamaño de las haciendas son de grandes magnitudes, tanto así que es fácil equivocarse al estimar cuánto rato se tomará en cubrir un punto a otro que estamos mirando, o bien, cuántos metros de extensión tiene un cerco. Todo pareciera estar en concordancia con el tamaño que tiene Tierra del Fuego, la Patagonia, como que no existiera punto visual pequeño, ya que incluso en el parque Torres del Paine, aquello que parece tan acotado con sus torres, cuernos, lagos, y glaciares, es tan extenso que se toma varios días en recorrerlo como para tener una visión relativamente acabada de su belleza.
Si pudiera recomendar algo para quienes no conocen la Patagonia, les daría sólo algunos consejos: (1) Pregunten a aquellos que han ido antes por la logística, vestimentas, y mejores rutas a tomar, es mejor que adivinar y/o experimentar (2) Estén atentos al camino, cada ruta da posibilidad de ver especies animales que no podrán ver en otro lugar (3) Lleven una cámara fotográfica con un buen lente, todos los paisajes son enormes y a veces imponentes, la Patagonia es definitivamente para verla con un gran angular.