14 mayo 2011

Opinión: El virus de la basura en Chile.

Viña del Mar, Mayo de 2011
El virus de la basura se ha ido propagando en Chile, así es, basta con mirar alrededor nuestro para darse cuenta que estamos rodeados de basura y, peor aún, de personas que no trepidan en aportarla directamente a la calle, donde caminamos todos, donde pasamos muchas horas al día, y para rematar, es una actitud que lleva decenas de años arraigada culturalmente. ¿Y porqué hablo de virus? Simplemente porque se contagia por contacto directo, de padres a hijos, de hermanos mayores a menores, de amigo a amigo, entre vecinos, compañeros de colegio, y así. Un padre que bota papeles en la calle delante de su hijo está diciéndole sin querer “hijo, puedes botar basura en la calle”, o peor aún, “hijo, la basura se bota en la calle”.

Para graficar cuánto virus de la basura hay en Chile vamos a identificar algunas de las siguientes actitudes:

(1) Botar colillas de cigarro: ¿Cuántas veces ha visto a personas que pasan inadvertidas (ya que es un mal común, tontera arraigada) y botan la colilla del cigarro en la calle y/o vereda una vez que el cigarro se ha consumido. Algunos los tiran para ver cuan lejos llegan con la colilla, otros los botan de manera disimulada, y otros simplemente la tiran y le pasan el zapato encima para apagar el cigarro y de pasada diseminar mucha mugre en el piso. Pero hay dos tipos de seres que se adjudican el trono de la tontera, aquellos que botan la colilla desde un vehículo, en especial cuando pasan por lugares con pastizales o bosques, y otros que botan la colilla (sin pisarla) ¡al costado de una bencinera! No sólo agregan basura sino que pueden (y de hecho lo hacen) provocar incendios. Claro está que estos seres, según indica el sentido común, no tiran las colillas en sus dormitorios o living, ni menos las dejan encendidas sobre sus cocinas.

(2) Botar papeles a la calle: Más benigno que el anterior, ya que no provoca incendios, sin embargo es el virus más común y desplegado en nuestra comunidad, ya que se encuentra en distintas áreas sociales, edades, sexo, y nivel educacional. Basta con colocarse fuera de grupo de tiendas para ver cuanta gente bota las boletas al salir del negocio, o ver cuando la gente se baja de un bus y tira el boleto. Ya más duro es ver cuando niños pequeños tiran el envoltorio de un dulce, de un helado, o el paquete del snack que ya ha consumido, y sus padres no recogen su basura ni menos le indican que es acción es indebida y debe botar la basura en un basurero.


(3) Botar los chicles: ¿Qué más desagradable que pisar y pegarse un chicle en el zapato? Lo hay, pegarse el chicle en un pantalón o encontrarlo pegado en una mesa.  Hay gente que piensa que botar un chicle al suelo es tan inocente y que no tiene consecuencias que lo hace a menudo. Hay experiencias en países que incluso se ha prohibido el consumo de chicles dada las consecuencias que había al botarlos en el suelo o pegarlos en el metrotren.

Es mucha la basura que circula en nuestro país, en particular en los sectores más periféricos de nuestra ciudad, donde la basura está concentrada en botaderos ilegales, y lo anterior es pan de cada día, no es que sean más sucios o generen más basuras que los sectores más acomodados, simplemente tienen menos conciencia al respecto, menos motivadores, y un freno de mano desde el punto de vista del ejemplo, muchos adultos haciéndolo mal que propagan este mal en sus hijos.

Si bien hay nuevas experiencias que han tratado de mitigar este virus, como mayor cantidad de basureros, ceniceros puestos en puntos clave como en las salidas de algunas estaciones del Metro o puntos neurálgicos, postes donde hay unas tablas que indican de manera amistosa “Pega tu chicle aquí”, y carteles indicando que no tire basura, no hay mejor que la vacuna de la educación, tanto en el colegio como en la casa, de modo que las nuevas generaciones sean más limpias y ordenadas que las anteriores, ese es uno de los desafíos que tiene Chile.
 
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