Crónica: El problema no es el lucro, es el precio.
Viña
del Mar, Septiembre de 2011.
Mucho se debate por estos días en Chile acerca de la
educación, su calidad, y su gratuidad. Es más, el debate ha alcanzado ribetes
no esperados por la gran cantidad de adherentes al movimiento estudiantil,
donde una sociedad se comienza a manifestar pro un problema que ha arrastrado
desde hace años, sin embargo hoy es el momento de solucionarlo, y para ello
colgarse del movimiento y liderazgo estudiantil es una opción valedera y
necesaria.
No obstante lo anterior, y lo legítimo del reclamo ciudadano, se ha
apuntado respecto a la imposibilidad de que instituciones de educación obtengan
lucro con el servicio que entregan producto de una ley de la república que así
lo dictamina, estableciendo el slogan más potente del movimiento estudiantil: “Fin
al lucro en la educación”. Pero revisemos si esto es definitivamente el
problema, o donde se debe de apuntar.

Un arancel de una carrera como ingeniería en una universidad pública
está alrededor de los $400.000 pesos mensuales, si a esto sumamos gastos de
traslado, alojamiento en algunos casos, fotocopias, alimentación, etc., fácilmente
podemos llegar a establecer una
mensualidad de $500.000 pesos en educación, gasto absolutamente inviable
para una familia de clase media, ni pensar en una de clase trabajadora, lo que
ha producido que las familias deban endeudarse de alguna forma para solventar
dichos gastos, y si analizamos qué han hecho los últimos gobiernos (incluido el
de Pinochet) es simplemente dar más alternativas de endeudamiento: con las
universidades, con los bancos, con corfo, etc., siempre se terminará el proceso
con una deuda increíble, y esto no es producto de si había lucro o no,
simplemente del precio que tienen las carreras universitarias.
Ahora bien, ¿porqué una carrera cuesta lo que informa la universidad?
¿Cuáles son las variables que conforman el precio? ¿Cuánto hay de profesores,
mobiliario, administrativos, extensión, investigación, servicios en términos porcentuales
en un arancel? Creo personalmente que nadie lo sabe, es una investigación difícil
de establecer, y más aún, no tiene sponsor dentro de las universidades y fuera
de ellas. ¿Porqué? Porque las universidades públicas se han convertido en
entidades tan mal administradas que incluso algunas están en quiebra, y no
centran su atención en la administración eficiente, y por otro lado, desde
fuera nadie quiere arreglar un entuerto que ha significado ganancias para
varios actores.
¿Qué pasaría si las carreras costaran un precio alcanzable por la clase
media? ¿Si hoy tuviera que pagar por un alumno cerca de $100.000 sería tan dramática
la situación? Probablemente no, pensando que la clase media podría financiar el
arancel sin tener que contraer deudas, y que las clases más desvalidas pudieran
acceder a becas y gratuidad, la atención ciertamente se centraría en otros
temas, como la calidad, el currículo, la formación integral del alumno y no
solo lo técnico, en fin.
¿Qué impulso hay para que las universidades bajen sus aranceles? Ninguno,
entre ellas se miran igual que los boliches de una cuadra a otra, y establecen
sus precios (aranceles) de acuerdo a la competencia, promedio en la región, los
suben cada año más, y como saben que el problema está en la vereda de los
usuarios (clientes, familias, estudiantes) los mandan a firmar créditos que
terminan por reventar a las clases trabajadoras del país.