El inicio. Todo comenzó rechinando los neumáticos.
Era finales del año 1992, llevaba casi 1 año trabajando en mi primera pega, y ya tenía ahorrado algo para cumplir el sueño de todo profesional joven, tener la independencia de movilización, podía comprarme un auto. La verdad es que no sabía que auto me compraría, ni siquiera tenía licencia de conducir.
Me puse a buscar en los diarios, en ese tiempo vivía en Los Andes, y la oferta no era mucha. Un día caminando por el centro de la ciudad ví un Datsun BlueBird gris plata, 4 puertas, año 81, y me recordó el auto que tenía el papá de unas amigas de infancia que nos llevaba a la playa en el mismo modelo. ¡Ese es el auto! Ubiqué al dueño y salimos a probarlo, para lo cual me acompañó un amigo que sabía tanto de autos como yo de bombas atómicas, nada.
Nos subimos al vehículo, el dueño me pasa las llaves, lo enciendo, lo acelero un poco sin moverlo, lo miro por dentro, su tapiz, el tablero, el exterior a través de los vidrios. Me parecía un sueño. El dueño, un tipo de trato campechano y bonachón, me dice que vayamos a dar una vuelta para probarlo. Acepto, pongo 1ra y nos movemos por el centro de la ciudad, pongo 2da, y avanzamos sin ninguna dirección fija, alcanzo a poner 3ra y ya un disco Pare me indica que debo comenzar todo de nuevo. Se repite la misma secuencia varias cuadras, mientras me doy cuenta que el dueño me mira de reojo como tramando algo. Me dice, tome esa calle y vayamos para el camino internacional, el que va para Mendoza.
Al llegar a la salida de la ciudad se desarrolla la siguiente conversación:
Huaso: “¿Es primera vez que prueba un auto?”
Yo: “Sí”
Huaso: “Se nota, porque como lo mueve todos los autos funcionan. Para probar un auto debe exigirlo. Córrase que yo le voy a mostrar como se prueba un auto.”
Yo: “Ya pos.” (el auto queda detenido sólo con freno de mano)
Huaso: “Mire, lo primero que debe probar si el auto tiene buena salida.” Bbrrrrroooooommmmm. Aceleró a fondo el auto, como queriendo hundir el pedal hasta el motor mismo.
Yo: "Guau."
Huaso: "¡Ve! El auto tiene que salir con fuerza, sentir que tiene motor." (a esa altura el auto estaba alcanzando los 100 kms/Hr)
Yo: "Mire, se siente bien. "
Huaso: “¡Ahora debe probar que los frenos funcionan!” Y no alcancé a preguntar nada cuando hundió su pie en el pedal del freno hasta dejarlo pegado al piso del auto. Por suerte me había puesto el cinturón, y mi amigo, que terminó entre medio de los asientos, se dispuso a ponerse el suyo.
Huaso: “¡Ve! Un auto a 40 km/Hr frena siempre. Tiene que probarlo así, cuando va rápido, para probar que los frenos están buenos.”
Yo: Glupp. (Sólo atiné a mirar por el espejo como parte de los neumáticos se quedaron en el pavimento a través de unas largas franjas negras)
Huaso: (con los ojos ya medios desorbitados) “Ahora tiene que probar que la dirección esté buena”. Aceleró hasta cerca de los 80 kms/Hr nuevamente y comenzó a girar el volante con una mano de un lado a otro en forma frenética. El auto se balanceaba de un extremo a otro de la carretera, yo sólo atinaba a sujetarme lo mejor posible a mi asiento mientras el huaso disfrutaba la cara de espanto que llevábamos.
Yo: “Se ve que está impecable el auto”.
Huaso: “Espere, ahora debemos probar que el auto no se carga, que esté bien balanceado”. Y procedió a dejar el auto con un costado en la calzada y el otro sobre la berma de tierra, y ¡soltó el volante a unos 80 kms/Hr! “Ve, el auto no se puede ir para ningún lado”.
Yo: “Ya! Me convenció. Se ve que el auto está a toda prueba. Se lo compro.”
Llegamos a Los Andes no sin antes que el huaso acelerara el auto a unos 130 Kms/Hr., manejando con la ventanilla abajo, con un brazo sobre la puerta y conduciendo con la mano derecha, como en señal de satisfacción, como si la tarea estuviese realizada.
Nos bajamos aún tiritando por los nervios de la experiencia con el huaso desquiciado. Le digo que nos juntemos al día siguiente en la Notaría para formalizar la compra. Nos despide con un “chao lolitos“. Al menos, me quedaría con un auto que funcionaba perfectamente, a toda prueba, y no debería tener problemas en el futuro. Eso es lo que ingenuamente pensaba. (continuará en el 2do cuento).